Moisés está dando una serie de exhortaciones a la obediencia. Él quiere que el pueblo de Israel reciba la bendición de Dios. Pero vemos que él se esfuerza por recalcar que así como Dios bendice, Dios también puede maldecir. Cuando Dios castiga, lo hace porque es absolutamente necesario. Así pasó con Datán y Abirán. La tierra se abrió para tragárselos vivos, a ellos y a sus familias. Dios puede hacer milagros para salvar a su pueblo; pero Dios también puede hacer milagros para destruirlos. La tierra prometida tiene una interesante característica: depende de la lluvia. Y aquí Moisés nos dice que Dios personalmente se encarga de cuidar de esta tierra. Dios envía la lluvia temprana (otoño), para preparar la tierra para la siembra; y Dios envía la lluvia tardía (primavera) para preparar la tierra para que haya una cosecha abundante. Pero si el pueblo se aparta de Dios, y se va tras sus dioses, entonces Dios puede decidir cerrar el cielo, y no derramar sus bendiciones, y así castigar a su pueblo por su desobediencia e infidelidad. Lo mismo puede pasar en nuestras vidas. Si nos apartamos del Señor, Él podría cerrar el cielo, y nosotros podríamos sufrir las consecuencias de nuestras malas decisiones. Obedezcamos al Señor. Enseñemos a nuestros hijos a confiar y a obedecer a Dios. La elección es nuestra. Dios nos quiere bendecir. Dios quiere que disfrutemos de todas las bendiciones que Él nos puede otorgar. Pero nosotros debemos obedecer. Que el Señor te bendiga.
Moisés está dando una serie de exhortaciones a la obediencia. Él quiere que el pueblo de Israel reciba la bendición de Dios. Pero vemos que él se esfuerza por recalcar que así como Dios bendice, Dios también puede maldecir. Cuando Dios castiga, lo hace porque es absolutamente necesario. Así pasó con Datán y Abirán. La tierra se abrió para tragárselos vivos, a ellos y a sus familias. Dios puede hacer milagros para salvar a su pueblo; pero Dios también puede hacer milagros para destruirlos. La tierra prometida tiene una interesante característica: depende de la lluvia. Y aquí Moisés nos dice que Dios personalmente se encarga de cuidar de esta tierra. Dios envía la lluvia temprana (otoño), para preparar la tierra para la siembra; y Dios envía la lluvia tardía (primavera) para preparar la tierra para que haya una cosecha abundante. Pero si el pueblo se aparta de Dios, y se va tras sus dioses, entonces Dios puede decidir cerrar el cielo, y no derramar sus bendiciones, y así castigar a su pueblo por su desobediencia e infidelidad. Lo mismo puede pasar en nuestras vidas. Si nos apartamos del Señor, Él podría cerrar el cielo, y nosotros podríamos sufrir las consecuencias de nuestras malas decisiones. Obedezcamos al Señor. Enseñemos a nuestros hijos a confiar y a obedecer a Dios. La elección es nuestra. Dios nos quiere bendecir. Dios quiere que disfrutemos de todas las bendiciones que Él nos puede otorgar. Pero nosotros debemos obedecer. Que el Señor te bendiga.