Al entrar a la tierra prometida, y expulsar a las naciones cananeas, Dios advierte a su pueblo, a que no caiga en la trampa de la idolatría. No debían preguntar como esas naciones adoraban a sus dioses, ni mucho menos imitar esas prácticas. Más bien debían destruir todos sus altares, y quemar todos sus postes idolátricos. Una vez que conquistaran toda la tierra, Dios les revelaría el lugar que Él elegiría para ubicar el Santuario. Hasta ahora, el Santuario era portátil (una carpa que se trasladaba con ellos durante su peregrinaje). Pero una vez establecidos en la tierra, se construiría uno fijo, una Casa de Adoración para el Señor. El Rey David quiso construirla, pero Dios se lo prohibió. Fue Salomón quien finalmente construyó el Templo en Jerusalén. Solo en ese lugar se podía sacrificar las ofrendas de paz y los holocaustos. Aunque hoy no hay un altar, y ya no sacrificamos animales a Dios, aún debemos traer delante de Dios nuestros diezmos y nuestras ofrendas. Es una forma que Dios estableció como medio de adoración y reconocimiento de que es Dios, el Señor, el que provee para todas nuestras necesidades. Que el Señor te bendiga.
Al entrar a la tierra prometida, y expulsar a las naciones cananeas, Dios advierte a su pueblo, a que no caiga en la trampa de la idolatría. No debían preguntar como esas naciones adoraban a sus dioses, ni mucho menos imitar esas prácticas. Más bien debían destruir todos sus altares, y quemar todos sus postes idolátricos. Una vez que conquistaran toda la tierra, Dios les revelaría el lugar que Él elegiría para ubicar el Santuario. Hasta ahora, el Santuario era portátil (una carpa que se trasladaba con ellos durante su peregrinaje). Pero una vez establecidos en la tierra, se construiría uno fijo, una Casa de Adoración para el Señor. El Rey David quiso construirla, pero Dios se lo prohibió. Fue Salomón quien finalmente construyó el Templo en Jerusalén. Solo en ese lugar se podía sacrificar las ofrendas de paz y los holocaustos. Aunque hoy no hay un altar, y ya no sacrificamos animales a Dios, aún debemos traer delante de Dios nuestros diezmos y nuestras ofrendas. Es una forma que Dios estableció como medio de adoración y reconocimiento de que es Dios, el Señor, el que provee para todas nuestras necesidades. Que el Señor te bendiga.