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Primero Dios, con Gerardo Farías
Primero Dios, con Gerardo Farías
2 Crónicas 26 - Uzías, el rey que fue castigado con lepra
Uzías es otro ejemplo de un rey que comienza muy bien su reinado, pero que lo termina muy mal. El cronista nos da un listado muy detallado de sus victorias, tanto militares como también de sus obras de construcción y mejoras para la nación. Tenía un gran ejército, bien entrenado, y bien armado. Re-conquistó Eilat, en el sur de Israel, y también venció a muchos enemigos, incluyendo a los filisteos en Ashdod. Mientras confiaba en Dios, y era dirigido por él mediante el sacerdote Zacarías, todo fue prosperidad y éxito. Pero el texto nos dice que su éxito y su poder se transformaron también en su perdición. El rey se volvió orgulloso. Y creyó que podía hacer lo que a él se le ocurriera. Y un día decidió que él mismo entraría al Templo de Dios para ofrecer incienso. Pero eso en realidad estaba prohibido. Los únicos que podían entrar al Templo, y ofrecer incenso delante del Señor eran los sacerdotes. Uzías creyó que podía hacerlo, porque él era el rey. Pero hasta los reyes tienen límites. Y nadie puede quebrantar la Ley de Dios. Fue confrontado por los sacerdotes, y se enojó tanto, que le brotó lepra en su frente. Tenemos que imaginar el incidente. Los sacerdotes le piden que salga del Templo. Él no quiere salir, porque quiere ofrecer incienso; y entonces le brota la lepra. El rey tuvo que ver la cara de espanto de todos los sacerdotes mientras miraban cómo le crecía la mancha de lepra en su frente. El rey se asustó, sintió que algo estaba sucediendo en su frente, y salió. El rey tuvo que vivir aislado de todo el mundo, porque la lepra era una enfermedad incurable y muy contagiosa. Eso es lo que hace el orgullo en nosotros. Nos hace sabios en nuestra propia opinión. Nos vuelve necios, al punto de que no queremos escuchar a nadie. Que el Señor nos libre de volvernos tan orgullosos, cómo para no querer escuchar a nadie. Que el Señor te bendiga.