Primero Dios, con Gerardo Farías

Salmo 47 - Alaben al Señor con alegría

Gerardo

Este es otro salmo de los hijos de Coré. Aquí encontramos una invitación para alabar a Dios con alegría, con regocijo, con entusiasmo y con energía. Es la alegría que veríamos en una procesión, cuando un Rey vuelve victorioso de la batalla, de vencer a sus enemigos; es la clase de alegría que experimenta un pueblo al saber que han sido rescatados de la muerte por parte de un enemigo poderoso. ¿Cómo no alabar a Dios si nos ha rescatado de la muerte? ¿Cómo no alabarlo si ha derrotado a todos nuestros enemigos? Pero en este salmo pasa algo interesante. Primero Dios vence a las naciones; pero después vemos a los reyes de otras naciones uniéndose al pueblo de Dios, para alabar a Dios. Esto fue parcialmente una realidad en los tiempos de Salomón. Él tuvo un reino de paz. Y muchos reyes vinieron a verlo para conocer su gloria, y para escuchar de su sabiduría. Y cuando vieron tantas maravillas en Israel, alabaron al Dios de Israel. El Dios de Israel no es un dios local; no es un dios limitado por la geografía, como era típico en las culturas antiguas. El Dios de Israel es el Creador de los cielos y de la tierra. Dios es el dueño de toda la tierra. Todas las naciones le pertenecen. Él es el Rey de toda la tierra.  Es cierto que Dios eligió a Israel: pero lo hizo para poder revelarse a toda la tierra. El plan de Dios era que todo el mundo lo pudiera conocer a través de Israel. Pero este salmo se cumple más plenamente en la obra de la iglesia. La Iglesia es la que finalmente salió a predicar las buenas nuevas a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Muy pronto, cuando Cristo venga, Él reinará sobre todas las naciones, y todo el mundo le adorará. Te invito a que no dejes de alabar al Señor. Él es digno de toda alabanza. Que el Señor te bendiga.