Primero Dios, con Gerardo Farías

Salmo 91 - El que habita al Abrigo del Altísimo

Gerardo

Sin duda que este es uno de los salmos más conocidos de la Biblia. Muchos se han aprendido este salmo posiblemente desde su niñez. Es un salmo poderoso, lleno de promesas de protección y seguridad. Pero es necesario que lo entendamos bien, para que no lo usemos mal. Recordemos que este fue el salmo que Satanás citó (parcialmente y fuera de contexto) para tentar a Jesús. ¿Qué es exactamente lo que Dios promete? Muchos creen que este salmo era para los peregrinos que tenían que viajar desde sus casas, a Jerusalén para adorar a Dios en las principales fiestas de Israel. Un viaje largo, podía estar lleno de peligros. Pero la invitación del Salmo es a confiar en Dios. Él será nuestro refugio. Particularmente el Templo de Jerusalén era el perfecto lugar de escondite para quienes buscaban la protección del Señor. Dios promete, puntualmente, estar con nosotros en nuestras aflicciones. Dios no promete que no sufriremos. Pero sí promete, que para quienes confían en Él, y obedecen su Palabra, sobre ellos no caerán las plagas que Dios usa para castigar a los perversos. Confiar en Dios significa obedecer su Ley. Muchas veces podemos querer las bendiciones de Dios. Pero muchas veces obedecer nos resulta molesto, o una carga. Dios promete una vida larga a quienes confíen en Él y le obedezcan. Finalmente de nosotros depende si las bendiciones de Dios llegaran a nuestra vida. Que el Señor te bendiga.