Primero Dios, con Gerardo Farías

Salmo 140 - Veneno de Víboras

Gerardo

El rey David, a lo largo de su reinado, enfrentó innumerables batallas y peligros. Venció a todos sus enemigos: a los filisteos, a los cananeos, a los moabitas, a los edomitas, a los sirios, etc. Pero quién hubiera podido imaginar que el mayor peligro no estaba en el campo de batalla; el mayor peligro no era una espada, o una lanza, ni siquiera una flecha. El mayor peligro era el de las lenguas venenosas. Se trataba de enemigos que actuaban en las sombras y que lo atacaban en secreto. No atacaban directamente; sino que a sus espaldas esparcían rumores, y tendían trampas. Es posible que David este haciendo referencia a la rebelión de su propio hijo Absalón. Muchos se unieron a la rebelión de Absalón. Fue una rebelión que lentamente, y de a poco, fue cobrando cada vez más fuerza y cautivando más adeptos. Absalón trabajó de la misma forma que Satanás en el cielo. Sembró dudas sobre el carácter de su padre. Se dedicó a sembrar el descontento. Estaba sembrando cizaña. Así como Satanás, la serpiente antigua, Absalón con su lengua venenosa envenenó a muchos. ¿Cuál fue la oración de David? Señor, que todos ellos caigan en su propia trampa. Cada vez que nos enfrentemos a situaciones difíciles, debemos dejar todo en las manos de Dios. Deja que Él haga justicia. Deja que Él sea el que te libre de tus enemigos. Quien sabe, quizás ellos se muerdan la lengua, y mueran con su propio veneno. Que el Señor nos ayude a ser contados entre los justos, los honestos, y los honrados. Que el Señor te bendiga.