Primero Dios, con Gerardo Farías

Salmo 145 - Te alabaré, Dios y rey mío, y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.

Gerardo

En este salmo, David describe a Dios como el Rey supremo de toda la creación. David entiende que aunque Dios tiene un amor especial por Israel, en realidad su amor es para todos los que lo aman y lo buscan con sinceridad. En esta poesía, David, en un acróstico, empieza a describir la grandeza y la majestad de Dios. Sus milagros, sus hechos, tienen que darse a conocer de generación en generación. Tenemos el deber de hablar de Dios con nuestros hijos. Es un mandamiento. Es un imperativo. El deber de los padres es hablar con los hijos acerca de Dios de forma intencional. Cuéntales las historias bíblicas. Cuéntales lo que Dios ha hecho en tu vida. Tus experiencias, tus vivencias con Dios los tienen que animar a que ellos también crean y confíen en Dios. Cuando lleguen las pruebas a sus vidas, que ellos sepan que pueden clamar a Dios; porque Dios siempre escucha a los que claman con sinceridad. Y es más, Dios cumple los deseos de los corazones de quienes le temen y andan en sus caminos. La vida es mucho mejor cuando caminamos con Dios. Alabemos a Dios, bendigamos su nombre por siempre. Porque Él es grande, poderoso, amoroso, misericoridioso, maravilloso, bondadoso; en fin, porque Él merece toda la gloria y toda la honra para siempre. Que el Señor te bendiga.