Isaías 64 - Nosotros somos el barro, tú el alfarero

Isaías habla de un templo quemado y una ciudad en ruinas. Él entiende que este era el castigo de Dios por la constante infidelidad del pueblo. Dios se había apartado de ellos, y los había entregado en manos de sus enemigos. Isaías reconoce la tendencia pecaminosa del pueblo. Pecamos constantemente. ¿Cómo podremos ser salvos? La justicia del pueblo, no es más que un trapo sucio. La salvación no depende de la justicia del pueblo. La esperanza del pueblo no está en sus propias fuerzas para salvarse. La única esperanza está en Dios. Él es nuestro Padre. Él es el alfarero; y no nosotros somos el barro. No tenemos valor alguno - pero en sus manos, Él puede volver a darnos forma; Él puede hacer de nosotros un instrumento para su gloria. Pídele a Dios que forme en ti un corazón nuevo; pídele que renueve un Espíritu recto dentro de ti. Recuérdalo: nuestra única esperanza está en Dios. Clama a Él. Pídele que tenga de ti misericordia, y que te salve. Que el Señor te bendiga.